También se conoce a esta verdura como remolacha o beterraga, consumiéndose solo su raíz, como
costumbre en la actualidad y desperdiciando las hojas, que poseen mucho calcio, hierro y betacaroteno, y que cocinadas, pueden incluirse, por ejemplo en sopas, añadiendo a las comidas un gran valor nutritivo.
Ya era usada por los antiguos griegos, difundiéndose por Europa a partir de la edad moderna.
La raíz o más precisamente el tubérculo, de color rojo, es muy buena para todo tipo de dolores, sobre todo las cefaleas, y es utilizada para remediar los casos de anemia, por su contenido en hierro, aunque mucho menor que el hierro que contienen las verduras de hojas verdes, y es buen antioxidante. Posee un alto contenido en azúcares, potasio, vitamina C, calcio, sodio, y folato. Es rica en jugo, mezclada por ejemplo con zanahorias, o con piña y naranjas, muy útil para desintoxicar el organismo.
Es aparentemente preventiva del cáncer de mama, y otros tipos de cáncer, aunque los estudios sobre este tema aún no han dado resultados concluyentes.
Puede consumirse cruda, aunque es un poco dura o cocinada. En este caso se debe cocer con la cáscara, y luego de la cocción retirarla.